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Pastor Alberto Prockopchuk

Presidente UBLA Latinoamérica

Pastor I. B. Pueblo Nuevo, Buenos Aires Argentina

 

DEVOCIONAL Mayo 2023, Romanos 13:11

 

INTRODUCCION

Existe un neologismo argentino que es muy común, pero no sé si es conocido por estas latitudes. Es una expresión que tiene que ver con los momentos decisivos, la expresión “momento bisagra”, que es un calco de la expresión francesa “moment chamière” (momón shamié), y creo que no tiene una traducción al inglés, que sería “hinge moment” (jinch moment). Un momento bisagra significa, por lo tanto “momento en el cual se producen cambios importantes”. Nos presenta la imagen de una puerta que gira, se abre o se cierra por sus goznes o bisagras. Podría ser similar a la expresión “momento de inflexión”. Es como en un gráfico donde una ve dibujada una línea horizontal recta y de pronto se curva hacia arriba y comienza a ascender, esa curva es el momento de inflexión, donde se tomaron algunas decisiones que mejoraron las ganancias o se produce un mayor crecimiento. Podríamos aprender de algunos

I MOMENTOS BISAGRA

Que no son como otros momentos y son tan importantes que necesitamos entender qué está pasando y por qué está pasando. Aquellos que pueden “leer” los acontecimientos e interpretarlos siempre ganan una enorme ventaja sobre el resto. Están siempre adelante, se anticipan a los hechos, toman decisiones previendo algunas cosas, mientras que el resto de los mortales “leen el diario del lunes”, cuando las cosas ya han ocurrido. Y es muy fácil hablar después de los hechos y explicar lo que debía ser hecho o lo que debía ser evitado.

Creo que, como nunca antes, necesitamos ser “Entendidos en los tiempos”, según la frase de 1 Crónicas 12:32 “De los hijos de Isacar, doscientos principales, entendidos en los tiempos, y que sabían lo que Israel debía hacer, cuyo dicho seguían todos sus hermanos”

El apóstol Pablo emplea tres expresiones para referirse a esta comprensión del tiempo. En Romanos 13:11 dice “Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño…” Luego en Efesios 5:16 dice que debemos andar o comportarnos como sabios “aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos” y en su carta a los Colosenses 4:5 habló de la redención del tiempo diciendo “andad sabiamente para con los de afuera, redimiendo el tiempo”

Antiguamente se redimía a las personas de la esclavitud. Por ejemplo, cuando iban al mercado donde vendían esclavos. Pero algunos, y eso lo hicieron los cristianos, compraban esclavos para redimirlos, es decir, dejarlos en libertad. O también cuando alguien no podía pagar una deuda, venía otro y lo redimía, es decir, pagaba por él para que quede libre de esa hipoteca o compromiso.

Algunos dicen que “el tiempo es tirano”, pero en este caso el tiempo está cautivo, el tiempo es un esclavo que hay que redimir, que debemos liberar, para que no digamos “no tengo tiempo”. Por lo tanto, redimir el tiempo, es hacer tiempo para lo que creemos que es importante.

Podríamos preguntarnos si hemos llegado a comprender los tiempos para tomar las mejores decisiones.

Noé fue un entendido en los tiempos porque se anticipó y construyó el arca. El diluvio universal fue un tiempo bisagra, porque fue borrada la civilización antes de Noé, y comenzaba a reescribirse la historia.

Abraham fue entendido en los tiempos cuando salió de Ur de los caldeos sin saber a dónde iba con la convicción que debía dejarlo todo “su casa y su parentela” para iniciar algo nuevo, para comenzar un camino de fe. Abram nació en Ur de los caldeos, que estaba situada a unos 233 kilómetros al sur de Babilonia. Ur de los caldeos era una ciudad grande, rica y culta. Según el descubrimiento de los arqueólogos, encontraron los restos de una escuela donde se enseñaba a leer, escribir, hacer cálculos matemáticos con ejercicios de raíces cuadradas y cúbicas, y de geometría práctica. Y no es para menos, porque la ciudad de Ur llegó a ser uno de los centros políticos, culturales y comerciales en ese tiempo. Ur fue una ciudad sofisticada y lujosa.

Abram tenía todo para progresar y lograr lo que quería en ese ambiente culturalmente tan desarrollado. No debemos olvidar que esa zona estaba bajo la hegemonía de los sumerios a quienes se atribuye la invención de la rueda, el sistema sexagesimal, (que se divide en 60 partes) inventaron la escritura cuneiforme, las primeras leyes escritas, las construcciones con arcos, el torno alfarero, inventaron la cerveza, desarrollaron la astronomía, mencionando la rotación de la tierra alrededor del sol por primera vez, inventaron el reloj con 60 segundos, 60 minutos y 12 horas, y también el calendario de 12 meses. Construyeron sistemas legales y administrativos con cortes judiciales. Y en el campo militar inventaron los carros de guerra.

Ahora, Abraham debía dejar todo esto y caminar por la fe. Caminar por medio de la fe es hacer camino donde no hay camino. Se puede decir que Abraham no vio físicamente la nación y las naciones que saldrían de él, y salvo la cueva de Macpela no tuvo ninguna otra propiedad, pero vio el futuro, vio a Cristo en la distancia, como dijo Jesús “Abraham vio mis días y se alegró”.

Moisés fue también entendido en los tiempos por su estrecha comunión con Dios. El entendió el propósito de Dios de construir una nación antes de la conquista de la tierra prometida. Sin esa formación y organización tan cuidadosamente elaborada y estructurada, Israel sería solo una horda de ex esclavos diluyéndose en esa tierra. La salida de Egipto, la entrega de los mandamientos y la organización de una nación fue otro tiempo especial.

Y así podríamos recorrer toda la Biblia y caminar con aquellos que “vieron al Invisible” y entendieron los tiempos. Los discípulos vieron a una multitud acercándose desde la ciudad de Samaria por el testimonio de una mujer que habló con Jesús, pero Jesús vio más lejos, el vio los campos blancos para la cosecha. El vio que la gente ya estaba madura para recibir el evangelio. Y la pregunta que debemos hacernos es ¿Qué debemos ver que no estamos viendo? ¿Están germinando cambios en la sociedad y en las iglesias que ignoramos?

Pero dejemos de mirar hacia afuera y miremos nuestras propias vidas y nuestro ministerio. ¿Es tiempo de cambiar? Tal vez estemos por comenzar a transitar un proceso de transición, a lo cual llamaría

II MINISTERIOS BISAGRA

Por ejemplo: La transición del liderazgo de Moisés al de Josué nos muestra dos enfoques totalmente diferentes. Dos maneras distintas de liderazgo. Dos maneras distantes de relacionarse y escuchar a Dios. Porque con Josué pasamos de la palabra hablada a la palabra escrita. Moisés escuchaba a Dios y transmitía el mensaje al pueblo, Josué leía lo que escribió Moisés, “no se apartará de ti este libro de la ley”  para “hacer todo conforme a lo que está escrito, para prosperar su camino”. Pasó del poder de la palabra hablada al poder de la palabra escrita.

Algo similar ocurrió en la iglesia primitiva, Recién comenzaron a escribirse los evangelios después de 30 o 40 años de la muerte y resurrección de Cristo, la palabra se transmitía de manera oral, ya sea por los testigos que habían estado con Jesús o los que habían escuchado por primera vez el mensaje del evangelio, y por los “profetas” que hablaban en nombre del Señor. Como en el caso de Antioquía donde había profetas y maestros. Recién a fines del primer siglo, se puede decir que se produjo una bisagra y comenzó un nuevo tiempo para la iglesia, porque los testigos habían muerto y solo les quedaba la palabra escrita. Allí comienza una nueva etapa, una nueva historia.

Pero no solamente hubo un momento bisagra entre el ministerio de Moisés y el de Josué en cuando a la palabra hablada y la palabra escrita, sino también hubo un cambio en el estilo de conducción. Uno de los errores más frecuentes y a veces, más graves, es pretender ser igual al líder predecesor, o también, que la membresía de una iglesia pretenda que el dirigente o pastor sea igual al que estuvo antes. Y todo lo que haga se mida con lo que el otro hizo, dijo o enseñó. Porque no hay dos pastores exactamente iguales. Algunos son pastores evangelistas, los cuales son apasionados para anunciar el evangelio. Otros son pastores maestros, que les encanta instruir y enseñar. Otros son pastores visitadores, que continuamente están visitando a alguien en su casa, en el trabajo o en el hospital. Otros son pastores adoradores, que se desviven por cantar y dirigir la alabanza en la iglesia. Otros son pastores administradores y siempre están sumergidos en nuevos proyectos de construcción o en programas sociales, o nuevos emprendimientos. En este caso, Josué nunca podría ser igual a Moisés, tanto por su historia, carácter y por el trato personal que Moisés tuvo con Dios con quien hablaba cara a cara.

Todo lo que haría Josué sería diferente a lo que hizo Moisés, por lo cual su estrategia sería distinta.

Dios le dijo a Josué “Mi siervo Moisés ha muerto, ahora, pues, levántate y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel. Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie. Desde el desierto y el Líbano, hasta el gran río Éufrates, toda la tierra de los heteos hasta el gran mar donde se pone el sol, será vuestro territorio” (Josué 1:2-4)

“Yo os he entregado…todo lugar que pisare la planta de vuestro pie” En otras palabras Dios le dijo a Josué “cuanto más caminen, más grande será su territorio”. Y del río Jordán hasta el río Éufrates hay 788 kilómetros. Y lo cierto que Israel nunca caminó esos 788 kilómetros que Dios les había dado. Y como no los caminaron, no lo obtuvieron. Y Dios también les había dado “toda la tierra de los heteos hasta el gran mar”, y toda la tierra de los heteos, llamados también Hititas, correspondía a todo el territorio llamado Asia Menor, o Anatolia, que hoy comprende Turquía y Siria, es decir, hasta su frontera norte, debían recorrer 4900 kilómetros.  Esta enorme extensión de tierras Dios les había dado y para poseerlas debían caminarlas.

El cruce del río Jordán en seco, fue diferente el cruce del Mar Rojo en seco. Josué no utilizó ninguna vara, sino que ordenó que los que llevaban el arca pisaran con sus pies el agua, y el rio Jordán dejó de correr, y todo el pueblo pudo cruzarlo.

La toma y conquista de Jericó no se compara con ninguna otra toma. Por primera vez los muros cayeron ante el grito del pueblo.

III OPORTUNIDADES BISAGRA

Permítanme un testimonio personal. En el año 1979 estaba pastoreando una iglesia bautista al norte de Argentina, en Posadas, en la provincia de Misiones. La iglesia estaba en pleno crecimiento, había plantado una iglesia a unos 100 kilómetros que prosperaba, había mandado construir una carpa o tienda para celebrar campañas en toda la ciudad. Las reuniones de los domingos eran numerosas y la iglesia estaba feliz. Cuando de pronto me invitan para que sea pastor en una iglesia desconocida en la provincia de Buenos Aires a más de mil kilómetros de allí, porque el pastor había renunciado y estaban buscando quien lo reemplace. Cuando oí la propuesta, de plano la rechacé, porque pensaba que no debía dejar una iglesia en pleno crecimiento. Y de mala gana y con muchos reparos, al final les dije que iría a visitarlos, solamente para ser cordial. Sin embargo, después de unos días estaba en mi oficina orando y pensando en el futuro, cuando mi vista se clavó en un libro pequeño cuyo título era “Dios guía tu futuro”. Lo abrí y comencé a hojearlo, porque ya lo había leído hacía unos años y había subrayado algunos párrafos, y leí “Algunos se niegan a cambiar el curso de sus vidas porque quieren retener lo que tienen, sin darse cuenta que pueden perder algo mejor que Dios tiene para ellos”. Esa frase me golpeó. ¿Y si Dios tiene algo mejor para mí? Allí mismo comencé a orar y decirle al Señor que me guíe, que si tenía algo mejor, lo dejo todo. ¿Y saber qué? Dios tuvo algo mejor.

CONCLUSION

Necesitamos conocer este momento, creo que es un momento bisagra, un momento de inflexión de la Casa, tal vez, un momento de inflexión o de bisagra para nuestras vidas. Tal vez, a partir de ahora habrá un antes y un después donde veremos la diferencia. Necesitamos ser entendidos en los tiempos como los hijos de Isacar y conocer el tiempo como dijo el apóstol Pablo. Y si lo logramos, comenzaremos a escribir una nueva página en nuestra historia.